Un legado de sabor que trasciende generaciones
La historia de Hönecker es tan profunda y rica como el cacao que utiliza en sus alfajores y chocolates artesanales. Fundada por Osvaldo Foster, en honor a su madre, Bárbara Hönecker, esta empresa se ha convertido en un referente en la industria chocolatera nacional, conquistando a los argentinos con su calidad y dedicación.
Osvaldo, orgulloso de sus raíces alemanas del Volga, siempre tuvo presente la tradición gastronómica heredada de su madre. “Este emprendimiento tiene que ver con momentos de mi niñez y la posibilidad de haber disfrutado a mi madre ocho años. Todo lo que soy y lo que no soy, se lo debo a ella”, expresa con emoción en diálogo con DIA 32.
Ahora, con la inauguración de su primera tienda en Belén de Escobar, Hönecker vuelve a sus orígenes de manera simbólica. Para Foster, este regreso significa más que una simple expansión comercial: “Yo nací en Belén de Escobar. Y cuando estábamos por terminar el local, me paro enfrente para mirar el cartel que íbamos a poner y me di cuenta de que mi mamá me tuvo ella sola en la salita de primeros auxilios, acá a 50 metros. Y pensaba ‘qué loco es el universo, que hace que tenga mi local a una mínima distancia de donde nací’. Acá está la mano de Dios”, relata conmovido.
Un crecimiento imparable
Desde su infancia en Escobar, Osvaldo desarrolló su amor por la cocina y el chocolate. Tras adquirir experiencia en la industria alimenticia, decidió homenajear a su madre con una empresa que lleva su apellido y toda la herencia familiar.
El camino no fue sencillo. En 2001, en plena crisis económica argentina, la primera producción de alfajores de Hönecker comenzó en una olla pequeña, con un proceso completamente manual. Este objeto aún se conserva en la oficina de Foster como un recordatorio de los humildes inicios de la marca.
A partir de 2002, con la apertura de su fábrica en Ingeniero Maschwitz, la empresa comenzó su crecimiento sostenido. Lo que empezó en 200 metros cuadrados se expandió hasta cuadruplicar su tamaño. Hoy, Hönecker produce 7.000 alfajores por hora, con un equipo de 70 empleados que aumenta a 100 trabajadores en temporada alta.
Una marca que conquista el país
Si bien la esencia de Hönecker nació en Escobar, su primera gran expansión fue en la costa atlántica. Mar de las Pampas, en 2004, fue el primer destino turístico en adoptar sus productos.
“Mar de las Pampas fue nuestro primer gran desafío”, recuerda Osvaldo. El éxito llevó a nuevas aperturas en Cariló, Termas de Río Hondo y Ushuaia. Cada local permitió conocer mejor a distintos públicos y adaptar la estrategia comercial.
“A partir de ahí dijimos ‘tenemos que probar la marca en distintos contextos, tenemos que probar la marca donde están los chocolateros’. Y nos fuimos a Ushuaia. Como la marca funcionó, entonces dijimos ‘vamos a probarlo en el mercado más duro y el de menor capacidad de gasto, que son los jubilados’, y nos fuimos a Termas de Río Hondo. Y ahora tenemos tres locales allí”, detalla Osvaldo.
Con 19 sucursales en distintos puntos del país, Hönecker sigue creciendo, explorando nuevos mercados y adaptando su modelo de negocio. Si bien la mayoría de las tiendas son de gestión propia, dos funcionan bajo el modelo de franquicia, estrategia que promete consolidarse en el futuro.
El regreso a Escobar: un sueño hecho realidad
Después de más de 20 años expandiéndose por Argentina, Hönecker finalmente abrió sus puertas en Belén de Escobar, en un punto clave de la ciudad: frente a la plaza central.
“Este local significa el inicio de una nueva etapa. En Termas de Federación somos una regalería, en Costa del Este somos una regalería y en Mar del Plata también. Pero acá quiero competir por una porción del corazón de los escobarenses. Yo quiero que me elijan no para regalarle a otros, sino para regalarse a ellos mismos”, afirma Foster.
Este local boutique no solo comercializa alfajores y chocolates, sino que también integra una cafetería, heladería y pastelería, con capacidad para 50 a 70 personas. Bárbara Foster, hija de Osvaldo, se encuentra al frente del proyecto y destaca la renovación estética que marca un nuevo capítulo para la marca.
“Tiene una nueva decoración, porque reversionamos toda la estética. Y vamos a llevar esta nueva imagen a todas las sucursales. Por eso, este es el inicio de una nueva etapa y la finalización de otra”, explica Bárbara, quien también resalta el trabajo de la arquitecta escobarense María Clara Cappello, responsable de la obra.
La elección de Belén de Escobar no fue casual. Tanto Osvaldo como su hija sienten un fuerte vínculo con la ciudad, y esta apertura es un tributo a su historia. “La apertura de este local es un agradecimiento al lugar que nos vio nacer. Queremos cautivar el corazón de todos los escobarenses. Es un desafío tremendo, pero estamos preparados para dar lo mejor, como siempre lo hacemos”, afirma.
Compromiso con la comunidad
Más allá del crecimiento comercial, Hönecker también busca impulsar el desarrollo local. Desde hace tres años, la empresa forma parte de la Unión Industrial de Escobar, apostando a la cooperación entre empresarios y al crecimiento del municipio.
“Escobar está muy bueno. Hay mucha gente que apuesta y Escobar se merece estar en el lugar que tiene que estar”, señala Osvaldo, convencido de que su marca seguirá contribuyendo al desarrollo de la ciudad.
Un futuro con raíces firmes
A lo largo de los años, Hönecker ha mantenido su esencia artesanal y su compromiso con la calidad. Con cada nueva tienda, la empresa refuerza su identidad, ofreciendo una experiencia única a quienes buscan chocolates y alfajores con historia y tradición.
Mientras el aroma del cacao envuelve las calles de Escobar, la marca continúa escribiendo su historia con la misma pasión que la vio nacer. En un mundo donde lo industrial muchas veces prima sobre lo artesanal, Hönecker es una prueba de que la autenticidad y el amor por lo que se hace siguen marcando la diferencia.