Estrella Galicia genera “casi en el fin del mundo” y desde ese límite desea parar de ser una “hormiga” en el mercado cervecero internacional. Tras medrar de manera fuerte en plena recesión económica y ganar terreno en el resto de España, la compañía familiar Hijos de Rivera “sueña” con hacerse fuerte en Europa y América, para entonces saltar a Asia, un continente que están explorando. De esta manera lo ha expresado su consejero encargado, Ignacio Rivera, a lo largo de la presentación de resultados de dos mil diecisiete, otro “año de récord” de la compañía, en el que ha facturado más de cuatrocientos sesenta y cinco millones de euros, un catorce por ciento más que en dos mil dieciseis, y ha rozado los doscientos setenta y nueve litros producidos de ofertas de cerveza en la destileria, prácticamente el triple de los ciento seis que transportaban sus camiones hace solo 7 años. Las ventajas asimismo han medrado un once con cinco por ciento (cincuenta y cuatro con cinco millones), mas las exportaciones, por el momento, solo suponen un seis por ciento .
“Éramos una compañía gallega”, ya “somos un operador nacional” y “ahora toca pasar a internacional”, ha proclamado Rivera desde la pequeña sala vintage de su factoría en A Coruña que, con barra de bar incluida, otrora sirvió para festejar las reuniones de trabajadores de esta centenaria compañía, el día de hoy formada por mil empleados. Su deseada internacionalización comenzará por asentarse en Europa, EE UU y Sudamérica para en un futuro, cuando “se hayan hecho los deberes” en estos territorios, procurar conquistar aun el mercado chino. Para este salto fuera de España, Estrella Galicia no descarta la busca de asociados locales, si bien “siempre” como accionistas minoritarios, una coalición que sí se desecha tajantemente en el mercado nacional.
El explosivo desarrollo de esta cervecera familiar se ha producido con una sola factoría, la situada en el polígono coruñés de A Grela, a tiro de piedra del centro de la urbe, que lleva años en constante ampliación para poder surtir los bares y supermercados conquistados en tan poco tiempo. “Estamos volando en un aeroplano y reparándolo al mismo tiempo”, acepta el consejero encargado de Estrella Galicia, quien resalta no obstante los beneficios de contar con una sola planta para asegurar que la cerveza, se tome donde se tome, sabe igual. El agua de A Coruña es uno de sus secretos, afirma Rivera, por su similar a la de Pilsen, en Chequia: “Por eso estamos acá y nos marchamos a quedar”.
La compañía familiar fundada en mil novecientos seis comercializa su cerveza ya en Brasil y Estados Unidos. En el país de Sudamérica tiene ya terrenos para levantar su factoría, con el propósito de expandirse asimismo por países vecinos como Argentina, Uruguay y Paraguay. La compañía espera que la planta brasileira comience a marchar a fines de dos mil diecinueve.
En un ámbito que medró en dos mil diecisiete una media del tres con veintidos por ciento , ha señalado Rivera, Estrella Galicia prosigue ganando tamaño a base de comerle a sus contendientes, empresas más grandes, destaca, en frente de las que se sienten como “David contra Goliat”. Lo que se resiste a descubrir el consejero encargado de la cervecera es exactamente en qué una parte de España venden más, al lado de su tierra natal. No desea darle pistas al revés, esgrime el máximo ejecutivo de la compañía: “En Galicia proseguimos medrando y no hemos perdido cuota de mercado”.
Rivera ha presentado además de esto los resultados de una investigación efectuado por la asesora KPMG sobre el impacto social y económico de Estrella Galicia en España. El análisis concluye que la compañía coruñesa aportó mil doscientos noventa y tres millones de euros a la economía de España, veintidos trabajos están vinculados a su actividad y supone el uno con uno por ciento del Producto Interior Bruto gallego.