“Si no usamos todo lo que la ciencia nos da, perdemos oportunidades”

Hay un planeta entre los avances de los estudiosos en el campo de la salud global, la innovacion, los emprendedores y la industria que debe hacer llegar a la gente normal el fruto de su trabajo. Un planeta que hace que lo que sale de los laboratorios sea imposible de abonar para los perjudicados. El trabajo de Unitaid, una organización internacional que consigue sus fondos de donaciones de Gobiernos, es eminentemente hallar el modo perfecto de que esta brecha económica se reduzca. O bien cuando menos demostrar que estas soluciones son tan eficaces que valen la pena ser recomendadas por la OMS (OMS) o bien incorporadas a las políticas de los países.

Lelio Marmora (Buenos Aires, mil novecientos sesenta y siete) es el director de esta organización con proyectos en marcha de mil millones de dólares estadounidenses. «Destrabamos los cuellos de botella entre el académico y la compañía», resume. La semana pasada se confirmó el retroceso global en la lucha contra la malaria, una enfermedad curable que terminó con la vida de cuatrocientos treinta y cinco mil personas el año pasado. Este estancamiento, conforme Marmora, es una muestra de que «si no renovamos y hacemos las cosas de otra forma, recularemos, por el hecho de que esto prueba que lo que se ha estado haciendo bien a lo largo de veinte años, ya no sirve».Lelio Marmora.

Un caso es el empleo de insecticidas para terminar con el mosquito que transmite esta enfermedad. Una especie tan resistente que es capaz de amoldarse continuamente a los productos que se producen para aniquilarla. Desde el año pasado la organización prueba una nueva generación de este producto y al unísono trata de promover un mercado de potenciales compradores a fin de que sea rentable no solo fabricarlo, sino más bien aun para producir competencia y que se reduzcan los costes. «Últimamente esta bajada de coste se certificó ya antes de lo aguardado», anuncia Marmora.

Hay un planeta entre los avances de los estudiosos en el campo de la salud global y la industria que debe hacer llegar a la gente normal el fruto de su trabajo. Un planeta que hace que lo que sale de los laboratorios sea imposible de abonar para los perjudicados. El trabajo de Unitaid, una organización internacional que consigue sus fondos de donaciones de Gobiernos, es eminentemente hallar el modo perfecto de que esta brecha económica se reduzca. O bien por lo menos demostrar que estas soluciones son tan eficaces que valen la pena ser recomendadas por la OMS (OMS) o bien incorporadas a las políticas de los países.

Lelio Marmora (Buenos Aires, mil novecientos sesenta y siete) es el director de esta organización con proyectos en marcha por un valor de mil millones de dólares americanos. «Destrabamos los cuellos de botella entre el académico y la compañía», resume. La semana pasada se confirmó el retroceso global en la lucha contra la malaria, una enfermedad curable que terminó con la vida de cuatrocientos treinta y cinco mil personas el año pasado. Este estancamiento, conforme Marmora, es una muestra de que «si no renovamos y hacemos las cosas de otra forma, recularemos, por el hecho de que esto prueba que lo que se ha estado haciendo bien a lo largo de veinte años, ya no sirve».

Un caso es el empleo de insecticidas para terminar con el mosquito que transmite esta enfermedad. Una especie tan resistente que es capaz de amoldarse continuamente a los productos que se producen para aniquilarla. Desde el año pasado la organización prueba una nueva generación de este producto y al unísono trata de promover un mercado de potenciales compradores a fin de que sea rentable no solo fabricarlo, sino más bien aun para producir competencia y que se reduzcan los costos. «Últimamente esta bajada de costo se certificó ya antes de lo aguardado», anuncia Marmora.