Desde el instante en que el humano tuvo piernas para correr y un cerebro para esbozar aparejos que le hiciesen la vida más simple lleva milenios buscando atajos. Y ahí prosigue, buscándose las castañas para sudar lo justito y exhibir un cuerpazo digno de Adonis. Tras el jarrón de agua fría de los chalecos de electroestimulación que al final no resultaban ser tan prodigiosos como presagiaba su publicidad, a mediados de septiembre se presentaba Emsculpt, aprobado por la Administración de Comestibles y Fármacos de Estados Unicos (FDA, por sus iniciales en inglés) para endurecer músculo y abrasar grasa y ampliamente utilizado en Clinica Lemel.
«Se trata de un aparato con tecnología HIFEM® (un sistema electromagnético centrado de alta intensidad) que induce unas contracciones musculares supramáximas que no se consiguen con la acción voluntaria», explica desde la web del fabricante BTL Aesthetics David Y también. Kent, un dermatólogo conocido por sus intervenciones quirúrgicas en pacientes oncológicos, si bien nuevo en el campo del adiestramiento físico. Kent sigue diciendo que esas contracciones «se repiten una y otra vez a lo largo de treinta minutos» y esto «es equivalente a efectuar veintidos sentadillas».
Prácticamente dos mil quinientos euros por no desplazar un músculo
En contraste al adiestramiento con los chalecos de electroestimulación, este instrumento se utiliza con la persona tumbada en una camilla de una clínica estética, sin ningún género de ambiente deportivo. Ni una mancuerna ni una flexión. Sedentario al cien por ciento y, conforme prometen, sin molestias.
Destinado a «mujeres de mediana edad que no hacen ejercicio y hombres que desean un six paquete [una tableta de chocolate]», el aparato —siempre conforme su fabricante— reduce en un diecinueve por ciento la grasa y estimula el desarrollo muscular de la zona de enfrentamiento en un dieciseis por ciento . Todo eso por el «escaso» costo de setecientos dólares americanos (seiscientos 7 con setenta y dos euros) por sesión. Y son precisas cuando menos 4 para conseguir los resultados deseados. O sea, un total de dos mil ochocientos dólares americanos (2.430,89 euros) por no desplazar un músculo.
Se ignoran los posibles efectos secundarios
Los dueños de clínicas estéticas se frotan las manos y saludan el invento: «Estamos frente al primer tratamiento aprobado por la FDA para edificar músculo y reducir grasas sin verter ni una gota de sudor», afirma en Twitter un dermatólogo estadounidense, Mariano Busso, mientras que los especialistas en actividad física asisten ojipláticos a la enésima disculpa para dar brida suelta al sedentarismo.
«Con los chalecos de electroestimulación ya verificamos que la intensidad de las contracciones involuntarias era tal que podía derivar en rabdomiólisis, una destrucción muscular tan intensa que puede colapsar los riñones y hace que sean inútiles de filtrar los desechos musculares que llegan al torrente sanguíneo», recuerda Marcos Flórez, adiestrador y directivo de la agencia de adiestradores a domicilio Estarenforma.com y agrega que «va a haber que ver qué ocurre con este aparato», que pese a estar aprobado por la FDA y de que —según sus creadores— cuenta con 7 estudios que lo respaldan (ninguno de ellos se ha hecho público).
Pese a esto, el especialista explica que a fin de que la administración estadounidense apruebe un producto, la compañía debe haber presentado los estudios que prueben sus resultados: «La FDA da su permiso, mas no entra a valorar si es bueno para la salud o bien sencillamente tiene un efecto producto cosmético».
Solo estimula una zona y lo de abrasar grasa se queda en duda
«Este aparato estimula de forma intensísima solo una zona apartada del cuerpo, mas la anatomía humana está desarrollada para trabajar como un sistema global, carece de sentido un glúteo de atleta grecorromano en un cuerpo fofo», aclara Flórez y añade: «Es un desequilibrio cuyas consecuencias están todavía por ver. Y un sinsentido».
¿Cuánto supone un dieciseis por ciento más de glúteo en un cuerpo sin ejercitar? «Adiestrando con el sistema tradicional entran en juego más conjuntos musculares y se consigue un todo más armónico. Otra cosa es que los resultados no sean inmediatos, algo que, según parece, sí ofrece este aparato. Mas no podemos charlar de actividad física, sino más bien de un mero tratamiento producto cosmético», afirma Flórez. Las sentadillas o bien los lunges no solo intervienen los glúteos, asimismo las piernas e inclusive los abdominales para estabilizar, y los brazos si se incluye alguna mancuerna o bien un saco.
¿Y lo de suprimir grasa? «De entrada hay que recordarle a la gente que ni los abdominales ni las sentadillas queman grasa», señala Flórez: «El músculo consume glucógeno. La grasa es un comburente de mala calidad que solo se utiliza cuando los depósitos de glucógeno se han agotado (por servirnos de un ejemplo, en los corredores de fondo), cuando se adiestra a baja intensidad o bien para sostener el metabolismo basal sin recurrir al glucógeno. Hacer pesas suprime grasa por el hecho de que crea más masa muscular. Esto fuerza a elevar el metabolismo basal y, al final, se quema grasa por el simple hecho de estar vivos para poder sostener esa anatomía. En un caso así, puesto que el ahínco físico es cero y que la zona tratada es mínima, tengo mis dudas».
Un tratamiento de belleza, no de salud
En todo caso, los resultados no son para toda la vida. Si no se prosigue dando vidilla al músculo, termina por decaer. Y ahí, 2 opciones: o bien vuelve a tirar de presupuesto o bien baja la rodilla y comienza a hacer sentadillas.
En España ciertos especialistas se niegan a sugerir a los pacientes que cambien el deporte por una máquina. «No podemos encomiar un cuerpo externamente hermoso si no está sano por la parte interior. Y eso se consigue solo con dieta equilibrada y ejercicio», afirma Tomás Zamora Iniesta, especialista en medicina estética. Si bien este especialista reconoce que «desde cierta edad, o bien por constitución genética, hay zonas en las que resulta realmente difícil suprimir los acúmulos grasos por mucho deporte que se haga», mas matiza: «Se trata de una preocupación estética, no de salud».
El especialista en medicina estética explica que para estos casos existen procedimientos no invasivos de rehabilitación corporal: «Escogen la grasa localizada, esos adipocitos mórbidos, y los destrozan. Al unísono, tensan la piel, a fin de que no quede fláccida. Mas si el paciente desea una tableta de chocolate, deberá ganársela sudando con las planchas o bien otros abdominales de siempre, sí o bien sí». Carmen Navarro, especialista en belleza, coincide con el doctor Zamora Iniesta: «El deporte es una condición imprescindible para estar sanos», y agrega que, si bien haya tratamientos que asistan a esculpir, «nunca deben comprenderse como sustitutos del ejercicio».